Es uno de los mitos eróticos de la antigua Grecia que ha inspirado durante siglos a los artistas. En Pompeya, durante las últimas excavaciones en vía del Vesubio en la Regio V, uno de los grandes descubrimientos –abierto desde el lunes al público– ha sido la casa de Leda, donde en una de las habitaciones se descubrió por casualidad un refinado fresco, bien conservado, que representa a Leda y el cisne, un motivo destacado de la mitología griega.
Según la mitología griega, Zeus descendió del Olimpo en forma de cisne y sedujo a Leda, hija del rey de Etolia Testio y esposa del rey Tíndaro de Esparta. Esa noche Leda también mantuvo relaciones sexuales con su marido el rey Tíndaro. De ambos encuentros amorosos, nacerían dos parejas de hijos: Helena y Pólux, que serían hijos de Zeus y, en consecuencia, inmortales, y, por otra parte, Clitennestra y Cástor, considerados hijos de Tíndaro y, por tanto, mortales.
Leda es protagonista de diversas tradiciones que, teniendo en cuenta la estructura abierta del mito, proporciona una serie de variadas narraciones centradas en el nacimiento de Elena, Pólux, Clitennestra y Cástor. En algunas versiones se destaca a la diosa Némesis que depuso uno de los dos huevos del que nace una de las parejas de gemelos. Una constante en la narración del mito es la metamorfosis de Zeus en cisne, el dios que ama en continuación y desciende a la tierra para llenar el mundo de hijos cuyos destinos serán gloriosos. Aparece así en el mito el tema amoroso y la procreación, elementos que son especialmente apreciados en las casas pompeyanas.
Este fresco es particularmente singular. En la escena representada aparece Leda, la reina de Esparta, que alza el vestido para acoger al cisne. Se realiza en la habitación de dormir, seguramente la del propietario de la casa, en la que se consuma el amor conyugal. El tema erótico aparece acentuado por el artista que hace mirar a Leda directamente al espectador haciéndole cómplice. Según el profesor Massimo Osanna, este fresco es “una obra maestra del erotismo”, muy diverso de otras representaciones pompeyanas, donde la reina sujeta al cisne por el cuello, lo que supone una definitiva negación de la sensualidad.
El profesor Osanna afirma que “Leda y el cisne es uno de los frescos mitológicos más bellos que Pompeya ha restituido”.