El ex delantero colombiano, Faustino Asprilla, reveló que un narcotraficante le pidió “autorización” para asesinar, en 1997, al arquero paraguayo José Luis Chilavert, tras un altercado entre ambos en un partido entre sus selecciones.
Según relató Asprilla, después recibió una llamada de Julio Fierro, a quien la fiscalía identificaba como un narcotraficante y cuyo cadáver fue hallado en 2004, tras un presunto ajuste de cuentas. El hombre lo invitó a un hotel donde fue en compañía del también ex delantero Víctor Hugo Aristizábal. Fierro los esperó “con diez personas, borrachos” y rodeados de mujeres paraguayas.
“Nosotros aburridos porque habíamos perdido el partido cuando, ‘Tin’, llega el ‘man’ (y dice): ‘Necesitamos que usted dé una autorización que estos dos ‘manes’ se van a quedar aquí en Paraguay, en Asunción, que quieren ir a matar a ese gordo Chilavert”, dijo Asprilla.
Le salvó la vida
Fue entonces cuando el colombiano afirma que se negó rotundamente: “¡Pero ustedes están locos! ¿Cómo van a acabar con el fútbol colombiano? Eso no puede ser. No, no, no”, según recordó.
“En el fútbol lo que pasa en una cancha, se queda en la cancha. Ya Chilavert me metió el puño, ahí tuvimos alegato, nos expulsaron y ya, eso terminó ahí. Y esos sicarios ahí, que ‘no patrón, denos la orden”. De acuerdo con su testimonio, el paraguayo “nunca se dio cuenta de eso”.
En las décadas de 1980 y 1990, el fútbol colombiano cayó en las redes del narcotráfico. Varios clubes, entre ellos América, Millonarios y Envigado, recibieron financiación de la mafia y fueron sancionados. En 1994, el defensa Andrés Escobar, de 27 años, fue asesinado en Medellín (noroeste) en un incidente presuntamente relacionado con un autogol que marcó frente a Estados Unidos (2-1) y que supuso la eliminación de su país en el Mundial de ese año.