Cultura
Publicado el Martes, 22 de Octubre del 2019

Víctima de la locura de Leonardo

El Louvre es víctima de la “locura Leonardo”.

 El Louvre es víctima de la “locura Leonardo”. “La Gioconda” y el “Hombre de Vitruvio” corren el riesgo de “bloquear” el primer museo nacional, “paralizado” por decenas de miles de visitantes prolongando colas interminables para intentar llegar hasta la pintura más legendaria y el dibujo más célebres de Leonardo da Vinci (1452 - 1519), cuyo quinientos aniversario se celebra con una exposición única en el terreno artístico, “rocambolesca” en la historia de las “industrias del entretenimiento”.

La Gioconda era visitada por 30.000 turistas, cada día, antes de la magna inauguración de la exposición consagrada a Leonardo, que se “presenta” e inaugura entre miércoles y jueves. Hace diez días, ya se habían realizado 180.000 reservas de entradas, a través de la web del Louvre. Los turistas que desean hacer nuevas reservas deben esperar entre 15 y 45 minutos, antes de tener acceso al ordenador responsable de las operaciones de marketing mercantil del museo.

Hace meses, la asociación Italia Nostra pidió y consiguió que Roma paralizase el préstamo del “Hombre de Vitruvio”, uno de los dibujos más legendarios y emblemáticos de Leonardo. Estallaron un rosario de negociaciones y tensiones, al más alto nivel del Estado. En vano. Hasta que la justicia italiana autorizó el préstamo provisional de una obra conservada en la Galería de la Academia de Venecia. Será, en su día, todavía impreciso, una de las grandes atracciones de la exposición del Louvre.

Los portavoces oficiales del Louvre han repetido, día tras día, que el “Hombre de Vitruvio” estará finalmente presente en el Louvre, en una fecha que se mantiene en secreto, con el fin de seguir alimentado el fuego sagrado de la incertidumbre publicitaria.

“Salvator Mundi”

Mucho más dudosa es la posible presencia de “Salvator Mundi”, una obra atribuida a Leonardo, propiedad del príncipe saudí Bader al Saud, tras pagar 380 millones de euros, el 2017, para “decorar con gusto” alguna de sus propiedades, náuticas o terrestres.

Decenas de millares de turistas se disponen a intentar aprender algo.

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