Francia, Italia, Alemania y Malta han alcanzado un acuerdo para gestionar los flujos migratorios en el Mediterráneo central. Los ministros del Interior de los cuatro países se reunieron ayer lunes en La Valeta en una mini-cumbre en la que no han participado ni España ni Grecia, a pesar de recibir entre tres y cinco veces más migrantes que Italia. El ministro español del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha rechazado el acuerdo y ha abogado por una respuesta europea única que afecte a todo el Mediterráneo.
El nuevo Gobierno italiano encabezado por segunda vez por Giuseppe Conte se ha propuesto revisar los polémicos decretos de seguridad impulsados por Salvini –que criminalizan y sancionan económicamente el trabajo de las organizaciones humanitarias– y presionar a la UE para instaurar una política común que gestione los flujos migratorios de manera estructural y no como respuesta puntual a una emergencia. La cumbre de ayer lunes en Malta es un primer paso en este sentido.
El principio de acuerdo alcanzado por los cuatro países establece un mecanismo automático para reubicar a los migrantes que son rescatados en el mar, tanto por las ONG como por las naves militares, y que representan el 9% de todos los migrantes que llegan a las costas italianas, según datos del Instituto para los Estudios de Política Internacional (ISPI). El pacto no incluye al 91% restante que llega a las costas italianas o maltesas a través de pequeñas embarcaciones o por otros medios.
De este 9% serán reubicados todos los solicitantes de asilo, que son cerca del “99% de todos los que llegan”, según señaló la ministra del Interior transalpina, Lucia Lamorgese. La sustituta de Salvini explicó a medios italianos que la decisión de conceder o no ese estatus corresponderá a cada país. Y en ningún caso, los migrantes que no cumplan los requisitos para acceder a protección humanitaria podrán ser devueltos a Italia o a Malta.