El Telégrafo (Ecuador).– Las cuadrillas en California (EE.UU.) evaluaron los daños a edificios agrietados y quemados, caminos rotos, fugas de tuberías de agua, gas y demás infraestructura, este sábado 6 de julio, después del terremoto más grande que la región ha visto en casi 20 años.
Se sintió hasta Sacramento en el norte, Las Vegas en el este y México en el sur. No se reportaron víctimas fatales ni lesiones graves luego del terremoto de magnitud 7,1 en la escala de Richter ocurrido la noche del viernes 5 de julio.
Las autoridades dijeron que los daños inicialmente no fueron tan graves como se esperaba y que menos de 200 personas estaban en refugios. Pero las advertencias de los sismólogos de que se espera que las réplicas prolongadas continúen durante días hicieron que las autoridades tomen nuevas precauciones.
“Existe una probabilidad de uno en 10 de un nuevo sismo de magnitud 7 la próxima semana. Podrían haber réplicas”, dijo la sismóloga Lucy Jones, del California Institute of Technology.
El Pentágono fue notificado y el Departamento Militar de California está alerta. Este terremoto, que fue precedido por un sismo de 6,4 grados en la escala de Richter que se registró el jueves 4 de julio en California, generó temor ante la posible llegada del “Big One”, una catástrofe natural que estaría asociada con la falla de San Andrés.
La falla delimita la placa norteamericana de la placa del Pacífico y es una de las más estudiadas del planeta, ya que en su práctica totalidad se encuentra sobre la superficie terrestre. Sobre ella se asientan los enormes centros urbanos de Los Ángeles, la segunda ciudad más poblada de EE.UU., y San Diego, y 38 millones de personas que viven en sus inmediaciones.