En el mundo se usan dos test para diagnosticar a infectados con covid-19. En el Perú se inició un debate sobre la pertinencia de usar pruebas rápidas. Aquí te explicamos las diferencias y para qué sirven.
Hace una semana, el presidente Martín Vizcarra anunciaba la compra de 1’600.000 pruebas para detectar nuevos casos del SARS-CoV-2. De ellas, 1’400.000 serán pruebas rápidas y las otras 200.000 pruebas moleculares. Días después se inició una polémica, cuando algunos especialistas criticaron esta acción, pues afirmaban que las pruebas rápidas no serían útiles.
¿Cómo es la prueba del hisopado?
“Los virus que infectan al ser humano son muchos, pero no los podemos visualizar porque son muy pequeños para detectar. Lo que hace la prueba molecular es buscar dentro del material genético del virus algunos marcadores o secuencias. Ese fragmento se amplifica para verlo. Para eso, se multiplica muchas veces. Eso se logra con la prueba del PCR o reacción en cadena de la polimerasa”, explica a este Diario el biólogo David Castro.
Tras la toma del hisopado, la muestra se analiza, se trabaja y se coloca en un termociclador, que sube la temperatura para separar la molécula de ADN y que actúe la polimerasa. Luego, la temperatura baja para que la molécula se una de nuevo. El proceso se hace de 35 a 40 veces, demorando un minuto y medio por ciclo, y consumiendo reactivos. Cada equipo puede leer entre 90 y 96 análisis. Si se le agrega el tiempo de enfriado, el proceso puede durar de dos a tres horas.
¿Cómo es la prueba rápida?
Las pruebas rápidas –con resultados de 15 a 20 minutos– no requieren enviarse a un laboratorio especial, pues se obtienen in situ.
Esta prueba detecta los anticuerpos generados por el paciente (serológicos). El problema radica en que la respuesta inmune del organismo puede presentarse 5 o 6 días después de que empiezan los síntomas, lo cual podría generar falsos resultados negativos.
“Se detectan los anticuerpos IgM e IgG. Las moléculas IgM están producidas en grandes cantidades en las células. Cuando se detecta un agente extraño, el sistema inmune las libera pero no basta. Entonces, se cambian por las IgG, que son más específicas pero necesitan más tiempo de producción. Para que el resultado te dé positivo, necesitas altas cantidades detectables de ambos anticuerpos. Ahí se puede dar el problema”, explica Juan More Bayona, doctor en Inmunología Comparada.
Pese a ello, los expertos coinciden en que esta prueba no es mala, dependiendo de la estrategia que se tome, pues permite ver cómo su respuesta avanza en el tiempo, así como una mejor localización o un monitoreo para quienes ya salieron positivos y sus círculos cercanos. Lo importante es que se usen ambas pruebas de manera complementaria como parte de la estrategia general de las autoridades sanitarias.