Internacional
Publicado el Viernes, 20 de Diciembre del 2019

Trump es el tercer presidente que afrontará un juicio político

Donald Trump quedará en la historia de EE.UU. no solo por sus declaraciones, sino, por sus investigaciones.
Una jornada interminable, áspera, colmada de recriminaciones mutuas, cortada por obstáculos procesales y para la historia. Así fue la votación que celebró el último miércoles la Cámara de Representantes de EE.UU. para convertir a Donald Trump en el tercer presidente de la historia del país en someterse a un “impeachment” o juicio político para su recusación.
 
En la votación del primero de los dos artículos (cargos por los que se le juzgará a Trump) del “impeachment”: abuso de poder; fue el momento en el que los votos de los demócratas, que cuentan con mayoría en la cámara baja y que se posicionaron a favor del procesamiento de Trump casi por unanimidad, se demostraron suficientes para doblegar la oposición republicana.
 
En ese mismo momento, el presidente de EE.UU. estaba subido a un atril en un mitin político en Michigan. Fue una contraprogramación en todo regla de Trump, que demuestra que el “impeachment” ha sido y será pura batalla política y que él tratará de utilizarlo en su reelección.
 
Poco después, el pleno de la cámara baja aprobó también el segundo artículo, el de obstrucción al Congreso. Como consecuencia, Trump se enfrentará a esos dos cargos a partir de enero en el juicio que se celebrará en el Senado, en el siguiente capítulo de una saga interminable pero con final conocido: los republicanos tienen mayoría en la cámara alta y, salvo sorpresa mayúscula, Trump no será recusado.
 
Trump ha entrado así en un club exclusivo, el de los presidentes que pasan por el “impeachment” y que hasta ahora solo tenía dos miembros: Andrew Johnson, procesado por el Congreso, en 1868, y Bill Clinton, que pasó por el mismo trago en 1998. Pero será el primero en someterse a un esta medida el mismo año que tendrá que buscar la reválida de las urnas.
 
Demócratas y republicanos volvieron a mostrar la división profunda que marca a la clase política y se ha extendido también a la opinión pública. Durante el debate de la votación, se vio que la brecha es un corte limpio, donde apenas hay posiciones intermedias ni voces disonantes en los partidos. 
 
“No nos dio opción”, justificó en la apertura del debate la líder demócrata, Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, en referencia a Trump y la conducta que le ha abocado al “impeachment”: las presiones a Ucrania para perjudicar a Joe Biden, su probable adversario en la reelección.
 
La principal voz republicana durante la jornada fue la de Douglas Collins, que repitió las posiciones de su partido: el impeachment “está basado en presunciones”, “no es justo”, es “partidista”. La división es esencial: los demócratas defienden el juicio a Trump como la forma de respetar la constitución y salvar su democracia; los republicanos dicen lo mismo para justificar su oposición.
 
En la calle, la brecha es comparable. En la víspera de la votación, cientos de manifestaciones a favor del “impeachment” tomaban ciudades y pueblos de EE.UU. Una de las principales, en Times Squares, uno de los centros neurálgicos de Nueva York y donde dominan los demócratas.
 
 

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