La Fiscalía Nacional Antiterrorista (FNA) instruirá judicialmente la matanza de la Prefectura de París, la tarde del jueves, a la luz de la confirmación y revelaciones sobre la “vida y milagros” del asesino, Michaël Harpon, convertido al islam hace dieciocho meses, que una noche antes de la matanza gritaba en su domicilio “¡Alá es Grande..!”.
A lo largo de la mañana del viernes se dieron a conocer nuevos elementos de juicio: un vecino de Harpon, el autor de la matanza, declaró oficialmente que lo había escuchado, una noche antes, gritar en numerosas ocasiones “¡Alá es Grande..!”. Ese testimonio de un vecino, y policía, así mismo, daba un giro significativo a las declaraciones de la esposa: “Mi marido sufrió un ataque de demencia la noche antes de la tragedia”.
Tratándose de un funcionario “sin problemas”, durante poco menos de veinte años, trabajando en el corazón policial de Francia, con acceso a material potencialmente sensible, todas las fuentes oficiales intentaron guardar una comprensible cautela, antes de confirmar puntos capitales.
La tarde del jueves, la fiscalía del Estado inició una primera investigación por homicidio voluntario y homicidio cometido contra representantes de la autoridad pública. Veinte horas más tarde, toda la información fue “traspasada” a la Fiscalía Nacional Antiterrorista (FNA), a la luz de todas las revelaciones sobre la personalidad del asesino.