Evo Morales ya está en México. Vestido con un polo azul y acompañado por una comitiva de políticos, el expresidente de Bolivia aterrizó, ayer martes, en Ciudad de México alrededor de las 11 de la mañana hora local, aproximadamente las 18:00 en la España peninsular. “Gracias por salvarnos la vida, hermano canciller”, dijo Morales tras ser recibido en el aeropuerto por el secretario (ministro) mexicano de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard. “Sigue la lucha”, señaló Morales tras levantar su puño izquierdo al llegar a México y hacer unas breves declaraciones a los medios.
“Ha sido como un periplo por diferentes espacios y decisiones políticas”, dijo anteriormente Ebrard durante una rueda de prensa celebrada a las siete de la mañana. Transportar a Morales a México no ha sido sencillo. La aeronave viajó primero a Lima (Perú), donde esperó a que las autoridades bolivianas permitieran que el expresidente pudiera abandonar el país. “Están en medio de un proceso político muy complejo y entonces no está claro quién decide qué”, dijo Ebrard.
El avión obtuvo el permiso y despegó desde Lima, sin embargo, les comunicaron que el permiso no era válido por lo que tuvieron que volver a la capital de Perú hasta que finalmente lograron una segunda autorización. Una vez recogieron a Morales en Bolivia, el gobierno de Perú denegó la posibilidad de que el avión mexicano volviera a atravesar el país, motivo por el que entablaron contacto con Paraguay. Gracias a la mediación del presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, pudieron cruzar Paraguay, para luego rodear Bolivia por Brasil y dejar América del Sur por Ecuador, dado que ya no podía cruzar el espacio aéreo de Perú si viajaban con Morales abordo.
Tensión en Bolivia
Mientras tanto, la salida de Evo Morales dejaba Bolivia sumida en una gran convulsión. La marcha del expresidente generó varios episodios de violencia, por lo que el Ejército salió finalmente a las calles para poner orden después de que la policía se viera desbordada.