La justicia brasileña autorizó la liberación del expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, que cumple desde abril de 2018 en Curitiba (sur) una pena de 8 años y 10 meses de cárcel por corrupción.
El anuncio fue recibido con gritos de “Lula, guerrero del pueblo brasilero” por centenas de personas congregadas frente a la sede de la Policía Federal donde el exmandatario (2003-2010) purga su pena.
La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, afirmó poco antes que Lula tiene la intención de “agradecer” a las personas que realizan una vigilia de apoyo en Curitiba “desde hace 580 días” y que una de sus primeras actividades previstas será visitar el Sindicato de los Metalúrgicos de las afueras de Sao Paulo donde inició su carrera política.
La decisión de la Corte Suprema debe llevar a los tribunales a examinar la situación de unas 5.000 personas. No todas serán sin embargo liberadas, porque los casos de mayor peligrosidad tendrían dictada prisión preventiva.
Los simpatizantes políticos del expresidente (2003-2010) no son los únicos que lo esperan con ansias. Su novia Rosángela da Silva, conocida como “Janja”, tuiteó tras conocerse el jueves la decisión del STF: “¡Mañana te voy a buscar! ¡Espérame!”.