Justin Trudeau consiguió este lunes su reelección como primer ministro de Canadá. Con el escrutinio completo al 99%, el candidato del Partido Liberal está confirmado como ganador de las elecciones generales, aunque su victoria no será suficiente para gobernar en solitario.
Tras conocerse la victoria liberal en el Palacio de Congresos de Montreal, donde el partido de Trudeau ha celebrado su noche electoral, los simpatizantes del primer ministro han entonado cánticos de “¡cuatro años más!”, en referencia a su reelección.
Durante toda la campaña, las encuestas habían apuntado a un empate técnico entre los dos principales partidos, que se resolvería por poca diferencia a favor de uno u otro en la noche electoral. La diferencia para los liberales ha sido algo mayor de lo esperada, pero, con todo, ahora tendrán que mirar hacia los partidos pequeños para poder formar Gobierno.
Su aliado más lógico es el Partido de los Nuevos Demócratas (NDP, en sus siglas en inglés), que se sitúa a la izquierda de los liberales y que ha conseguido suficientes escaños –24– como para permitir el Gobierno. El Bloc Québecois, el partido independentista de Quebec, ha sido uno de los que venían con más impulso a la noche electoral después de una gran campaña en la que han dejado de lado las ansias soberanistas o las promesas de convocatoria de un nuevo referéndum para la secesión del resto de Canadá. Han conseguido 32 escaños frente a los diez que tenían hasta ahora, han conseguido el mejor resultado de la noche, pero Trudeau no tendrá que depender de ellos para formar Gobierno.
“Es un muy buen resultado”, aseguraba exultante a este periódico Hamila, una voluntaria que ha colaborado en la campaña de los liberales, desde el lugar de la celebración de la noche electoral. “Ha sido una campaña muy sucia, liderada por los conservadores y estoy orgullosa de cómo los canadienses han votado”.
El ambiente en la celebración era, sin embargo, de alegría calmada. El Gobierno en minoría planteará muchas dificultades para Trudeau, que tendrá que negociar con el líder del NDP, Jagmeet Singh, una agenda más agresiva en políticas sociales y medioambientales.