Con suma cautela y discreción, el brazo fuerte del chavismo y algunos miembros de la oposición democrática exploraron durante los últimos meses una nueva vía para desalojar a Nicolás Maduro del poder. A cambio, el actual presidente interino, Juan Guaidó, también sería sacrificado. Los contactos se mantuvieron entre los meses de abril y octubre pasados, y tuvieron lugar en al menos cuatro países. Los implicados por parte chavista fueron nada más y nada menos que Diosdado Cabello, número dos del régimen; Vladimir Padrino, ministro de Defensa; y Maikel Moreno, presidente del Tribunal Supremo. A través de intermediarios contactaron con el entonces embajador de Guaidó en Bogotá, Humberto Calderón Berti, en una serie de encuentros en los que planificaron una Junta Constitucional de Transición que pusiera fin a la parálisis política y económica, y a la grave crisis humanitaria que vive Venezuela.
Fuentes consultadas por ABC revelaron que esta “tercera vía” para un cambio político ajena a Maduro y al presidente interino, Juan Guaidó, empezó a gestarse con posterioridad al pronunciamiento del 30 de abril, cuando el líder opositor Leopoldo López fue liberado de su arresto domiciliario con ayuda del entonces jefe del Servicio de Inteligencia, Cristopher Figuera, y hubo un conato de sublevación.
En la supuesta trama participaban el presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) chavista, Maikel Moreno; el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, y el exembajador de Guaidó en Colombia, Humberto Calderón Berti. Todos ellos por medio de emisarios extranjeros, estarían planificando una salida ordenada de Maduro de Venezuela y el establecimiento de una Junta de Transición durante un período de 18 meses a partir de su juramentación ante la Asamblea Nacional. Para lograrlo había que articular varias fuerzas chavistas que se reparten el poder político en el país.
Los mensajeros
El primer objetivo era acercar a “Los invisibles”, un grupo de siete generales que forman parte de los altos mandos del Ejército y próximos al entorno de Padrino López, con los militares del grupo de Diosdado Cabello.
Las iniciativas para hacer coincidir los intereses de ambos grupos se materializaron en una primera reunión en Bogotá cuando en el mes de abril -sin conocimiento del levantamiento cívico-militar que planeaban los opositores Guaidó y Leopoldo López- el capitán del Ejército Carlos Aguilera Borjas, de 58 años, exjefe de inteligencia venezolana, exguardaespaldas de Hugo Chávez y hombre de la entera confianza de Cabello y Gustavo González López (exjefe del Sebin), se reunió con Calderón Berti para iniciar las conversaciones y proponerlo a él como la figura idónea para asumir la transición. Sin embargo, tras varios viajes a Caracas fue descubierto por el entorno de Maduro y puesto sobre aviso, lo que le impidió continuar con sus actividades como mensajero.