No fue Greta Thunberg si no el primer ministro etíope Abiy Ahmed Ali, de 43 años, quien se alzó con el prestigioso Nobel de la Paz para 2019 por impulsar el Acuerdo de paz entre la República Democrática Federal de Etiopía y Eritrea, y fomentar el diálogo en la región.Era uno de los favoritos -concretamente el segundo- por detrás de la joven activista sueca.
Los primeros meses de su mandato estuvieron marcados por la toma de decisiones audaz y progresiva: liberó a miles de prisioneros políticos, acogió con beneplácito el regreso de grupos políticos del exilio, nombró un gabinete mixto, promovió a la presidencia de su país a Sahle-Work Zewde (la única mujer jefa de Estado en el continente), reformó sectores como la seguridad y justicia y anunció la plantación de millones de árboles para frenar los efectos del cambio climático. En el último año y medio, Etiopía ha progresado significativamente en la liberalización política y económica. La falta de seguridad amenazaba la inversión extranjera; cuando Abiy llegó al poder abrió sectores controlados por el Estado, como las telecomunicaciones, a inversores. Desde el punto de vista económico, se espera que el producto interior bruto del país alcance alrededor de 100 mil millones de dólares para 2020, lo que lo convierte en una de las economías de más rápido crecimiento en la región.
Sus reformas impulsadas en una de las naciones más pobladas de África (con más de 100 millones de personas), le han valido tantos elogios como críticas. Algunos le ven como una de las grandes esperanzas en el continente africano, otros le acusan de tomar decisiones en base a iniciativas personales –tirando de su carisma– para impulsar el cambio en lugar de trabajar a través de las instituciones gubernamentales. También hay escépticos que cree que a pesar de las reformas impulsadas queda un largo camino por recorrer para garantizar la estabilidad en el país y que la transición a la democracia sea un éxito; y que esto solo se logrará si trabaja a través de las instituciones.
El Comité Nobel de Noruega ha destacado “sus esfuerzos para alcanzar la paz y la cooperación internacional, y en particular su iniciativa decisiva para resolver el conflicto fronterizo con la vecina Eritrea”; así como también su contribución al asentamiento de la democracia en su país. Las elecciones libres también están programadas para mayo de 2020. La presidenta del Comité, Berit Reiss-Andersen, ha destacado su papel en la resolución de otros conflictos en África oriental y el Cuerno de África, como la disputas entre Eritrea y Yibuti y entre Kenia y Somalia.
“Es una victoria colectiva”
La oficina del primer ministro asegura que Abiy recibe el galardón “con orgullo”. “Este reconocimiento es una victoria colectiva de los etíopes, y una llamada para fortalecer nuestra determinación de hacer de Etiopía una nación más próspera para todos”, reza el comunicado. “La paz es un lujo muy caro en mi país”, decía el galardonado al conocer la noticia.
“Este reconocimiento es un testimonio eterno a los ideales del Medemer (en amárico significa permanecer juntos) de unidad, cooperación y coexistencia mutua que el primer ministro ha permanentemente liderado”, añade el comunicado que también destaca que Abiy ha “hecho de la paz, el perdón y la reconciliación componentes clave de su política”.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha felicitado al primer ministro y ha asegurado que el de paz allana el camino para la estabilidad regional: “Su visión ayudó a Etiopía y Eritrea a lograr un acercamiento histórico y su liderazgo ha dado un maravilloso ejemplo para África y otros países”, publicó en Twitter. En la misma línea se pronunciaba el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, al conocer la noticia: “Sudáfrica felicita al primer ministro Abiy Ahmed por haber recibido este prestigioso premio. Este premio centra la atención global en el incesante progreso de nuestro continente hacia la paz y la estabilidad”.