Internacional
Publicado el Viernes, 27 de Septiembre del 2019

Restos de Franco no irán a la catedral de Madrid

Los restos de Franco están en el polémico Valle de los Caídos.

 Los restos de Franco están en el Valle de los Caídos, una abadía y además un conjunto monumental construido entre 1940 y 1958 por orden del entonces dictador, cerca de Madrid, y en el que también están miles de víctimas de la Guerra Civil Española que duró dos años y ocho meses entre 1936 y 1939.

La familia aspiraba a llevarlos a la sepultura que la hija había comprado en la catedral de la Almudena y el gobierno se oponía a ello, pues considera que podría provocar problemas de orden público y de exaltación.

La exhumación de los restos de Francisco Franco ha sido motivo de disputa desde hace meses entre el gobierno y la familia. Sánchez anunció su interés en impulsarla desde que llegó al poder en junio de 2018.

Se trata de un monumento inmenso y majestuoso, que se convirtió en sitio de visita y peregrinación de los franquistas. Aparte de los restos del dictador, allí reposan también los de José Antonio Primo de Rivera (líder falangista) y de cerca de 34 mil víctimas de la Guerra Civil (1936-1939).

T ras conocerse la decisión del jurado del Tribunal Supremo, el gobierno aseguró que procederá a la exhumación lo más pronto posible. “Lo haremos muy rápido; cuanto antes, mejor”, dijo la vicepresidenta, Carmen Calvo. Y anunció que será “antes de la campaña electoral”.

Se da la casualidad de que la decisión judicial coincide con el día en que el rey Felipe VI firmó la disolución de las Cortes y comienza la cuenta atrás para las elecciones del 10 de noviembre. La campaña empezará el primero de ese mes y durará ocho días.

Sánchez, por su parte, celebró la decisión con un trino desde Nueva York. “Hoy vivimos una gran victoria de la democracia española”, señaló.

Es el final de un intenso pulso que ha sostenido el gobierno socialista con la familia Franco y algunos colectivos afines al dictador. Comenzó en junio de 2018, cuando Sánchez anunció la decisión, con el argumento de que “España no se puede permitir símbolos que separen a los españoles”.

En agosto de ese año, el gobierno aprobó el real decreto que modificó la ley de memoria histórica y solicitó a la familia que designara un lugar para la inhumación. Aunque esta rechazó la decisión, escogió la cripta de la catedral como el sitio señalado.

 

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