Clarín (Argentina).– La deforestación de la selva amazónica en Brasil se aceleró en mayo a la tasa más rápida en una década, según datos de un sistema satelital de alerta temprana, porque madereros ilegales aumentaron su actividad alentados por protecciones ambientales menos rígidas bajo la presidencia de Jair Bolsonaro, dijeron expertos.
Según el Instituto Brasileño de Investigación Espacial INPE, el sistema de alerta DETER registró una deforestación de 739 kilómetros cuadrados en mayo, el primero de los tres meses en que la tala tiende a aumentar después de la temporada de lluvias en la región.
El total supera a los 550 kilómetros cuadrados de mayo de 2018 y es más del doble de la deforestación de hace dos años.
“Si esta curva ascendente continúa, podríamos tener un mal año para la selva amazónica”, dijo el martes Claudio Almeida, jefe del programa de supervisión satelital del INPE. “Dependerá de cuánta vigilancia haya en los próximos dos meses críticos”, agregó.
Los datos se suman a las preocupaciones de los ecologistas que advierten que el Gobierno de Bolsonaro, que ya lleva cinco meses en el cargo, ha desmantelado las agencias de conservación, ha mostrado escepticismo sobre la lucha contra el cambio climático y ha recortado el presupuesto de fiscalización ambiental.
La agencia de protección ambiental de Brasil, IBAMA, que se ha quedado sin fondos en los últimos años, perdió autoridad cuando asumió Bolsonaro en enero, y la comisión forestal se trasladó al Ministerio de Agricultura, que está dirigido por aliados de la industria agrícola del presidente de ultraderecha.
Para Marcio Astrini, coordinador de políticas públicas de Greenpeace Brasil, el Gobierno de Bolsonaro es “anti ecologista” y ha presionado para reducir la protección de los bosques sin presentar un plan para combatir la deforestación.
“Con Bolsonaro, las personas que destruyen bosques se sienten seguras y quienes protegen los bosques se sienten amenazados”, dijo Astrini.