El País (España).– La rápida propagación del sarampión por el barrio neoyorquino de Brooklyn obligó este martes al alcade Bill de Blasio a declarar el estado de emergencia sanitaria en cuatro distritos de Williamsburg, uno de los principales enclaves de la comunidad judía ortodoxa.
Los vecinos de las áreas cubiertas por la orden municipal tendrán que vacunarse obligatoriamente durante los próximos dos días. Si no cumplen las reglas, podrían ser multados con hasta 1.000 dólares (887 euros). “No debe haber dudas de que las vacunas son seguras, efectivas y salvan vidas”, justificaba el regidor neoyorquino, que hizo el anuncio desde la biblioteca pública en Williamsburg.
Las autoridades sanitarias neoyorquinas identificaron el primer caso en octubre: un niño que regresaba de un viaje a Israel. Desde entonces, el brote se ha hecho fuerte, con una mayoría de infectados entre los menores de 18 años que no estaban inmunizados. Se han contabilizado en la ciudad 280 afectados, de un total de 495 en EE UU.
Es un problema “urgente” que debe abordarse “de inmediato”, en palabras del alcalde, que contempla incluso cerrar las Yeshivas si los niños judíos ortodoxos que atienden estas escuelas no se vacunan. Nueva York intensificó en febrero una campaña para informar a los vecinos de Williamsburg y Borough Park sobre la necesidad de inmunizarse. “Es la única manera de parala”, insiste.
El Departamento de Salud de la ciudad va a proceder a revisar todos los registros de vacunación de los vecinos que pudieran haber estado en contacto con afectados por el brote.
La vacuna de sarampión, las paperas y la rubeola es obligatoria para los niños en edad escolar. Las familias ultraortodoxas, sin embargo, se acogen a razones religiosas para evitarla. Las autoridades sanitarias han mantenido desde noviembre reuniones con sus líderes religiosos y los pediatras para concienciarles. “Hay mucha desinformación”, insistía este martes la doctora Oxiris Barbot, del departamento de Salud.
Rechazo a las vacunas
Las comunidades ortodoxas viven aisladas y rechazan cualquier intromisión externa en sus reglas. La decisión del alcalde, como señalan desde la organización Agudath Israel, crea tensión. Pero hay líderes menos extremos que están aconsejando a los miembros de sus congregaciones seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Gary Schlesinger señala que “el sarampión no hace distinciones entre religiones” y por eso considera que “todo el mundo debe vacunarse”.