El Telégrafo (Ecuador).– Con respeto, pero sin alterar su cotidianeidad, miles de familias viven en las faldas del Popocatépetl, un volcán activo ubicado en el centro de México, cuya actividad se incrementó en las últimas semanas.
La alerta está en amarillo fase 3 desde el jueves 28 de marzo, lo que significa que autoridades y habitantes deben estar preparados ante una posible evacuación si las explosiones y frecuentes exhalaciones continúan.
“Le digo a la población que hay que tenerle respeto al volcán, en cualquier momento que nos digan, nos vamos”, señala Roberto Torres Flores, comandante de Protección Civil de San Pedro Benito Juárez.
A solo 15 kilómetros del cráter del volcán se encuentra la comunidad San Pedro Benito Juárez. Es la segunda más cercana al Popocatépetl y una de las 24 con mayor riesgo en caso de una erupción volcánica. La comunidad lo sabe, durante años ha escuchado y sentido los cambios del volcán.
Más de 3.000 familias viven en San Pedro Benito Juárez, una pequeña población del céntrico estado mexicano de Puebla. De profesión campesinos, reciben ingresos adicionales de las remesas que sus familiares les envían desde Estados Unidos.
La contingencia del volcán, sin embargo, no cambió la vida de los pobladores. Por las calles la vida sigue como si no hubiera la amenaza de este volcán activo, que se ubica a 70 kilómetros de la Ciudad de México.
A pesar de la aparente calma, hay quienes sí le temen al volcán, como Inés, quien confiesa su preocupación. “Sí nos da miedo, pero vamos a esperar a ver qué dice Dios”. En Puebla, declaran las autoridades estatales, 100.000 personas de seis municipios viven en riesgo ante una posible erupción del volcán Popocatépetl.
En caso de una contingencia el Gobierno de Puebla tiene listos 205 albergues con capacidad para 124.000 personas en Atlixco, Izúcar de Matamoros, Cholula, Puebla y San Martín Texmelucan, principalmente en escuelas y auditorios.