La Primera División de Bolivia ha sido testigo de un hecho bochornoso y lamentable el último domingo. El racismo vuelve a ser protagonista en el fútbol, pues en el partido entre el local Blooming y Jorge Wilstermann, el brasileño Serginho fue el centro de los insultos por parte de la hinchada anfitriona; hasta el punto que tuvo que abandonar la cancha.

 

Todo sucedió a los 84 minutos de juego, cuando Wilstermann ganó un córner sobre el sector izquierdo de su ataque. Serginho se dirigió a ejecutar la jugada, pero, luego de que el árbitro dio el pitazo, pasó de largo y se fue trotando rumbo a los camerinos. Nadie entendía la situación, pero se notaba en el rostro del atacante una gran molestia con los hinchas rivales.

 

Mientras se retiraba, Serginho le explicó al árbitro lo que sucedía y también hizo el gesto a su entrenador para que realice un cambio, aunque ya todas las variantes se habían consumado. Las pifias de las tribunas del encuentro no demoraron en bajar y el jugador de Wilstermann se retiraba con gestos de desaprobación a todo lo que sucedía.

 

Su entrenador, Miguel Portugal, y sus compañeros entendían la decisión que tomó, sin embargo, para los periodistas a cargo de la transmisión del encuentro eso no debió ocurrir. A pesar de las constantes actividades que se realizan en busca de reducir los casos de racismo en el fútbol, el tema parece no tener una solución.

 

Se supo que ayer Wilstermann presentó un reclamo ante la Federación Boliviana de Fútbol por los insultos que recibió el jugador Serginho en el partido contra Blooming y se espera que lo sucedido con este jugador pueda generar un antes y un después en el balompié de este país, sumado a una drástica sanción en contra de los hinchas racistas.