Oportunidades Laborales
Publicado el Domingo, 13 de Enero del 2019

Volatineros del alba

Poesía diáfana, alegre y rítmica
A veces, como los árboles, sueña el niño verdecer, ser un bosque de alegría del alba al anochecer.
 
Los versos que dieron inicio a este breve comentario pertenecen al laureado aeda Javier Villegas Fernández y han sido extraídos de su flamante poemario titulado Volatineros del alba que con orgullo se presenta a la colectividad lambayecana, porque en su contenido es posible hallar la importante relación entre el hombre, la naturaleza y la vida.
 
El cotidiano quehacer de maestro y su rol paterno motivaron fundamentalmente este texto literario donde aparece el poeta-niño expresivo, tierno y creativo buscando frescas experiencias o respuestas concretas a humanos requerimientos.
 
En tal sentido, Javier Villegas escribe:
 
 
A la ronda, ronda,
de todo color,
sean nuestras voces,
un solo clamor.
 
(A la ronda)
 
Al rayar el alba
se aclara el canto,
del padre sol,
que durmió tanto.
 
(Al rayar el alba)
 
La hormiga, siempre
es muy precavida,
un buen ejemplo
para nuestra vida.
 
(Fábula de la hormiga)
 
Volatineros del alba contiene 27 creaciones líricas en las que el autor proyecta nobles reflexiones y logrados sentimientos en torno a la niñez desvalida y carente del pan digno y reclama para ella una sociedad justa sin hambre ni explotación.
 
 
Verbigracia:
 
Trabaja la hormiga,
cumple su jornada,
negándose siempre
a ser explotada.
 
(Fábula de la hormiga)
 
Vuelve, abeja, al colmenar
no te sientas aturdida,
es necesario endulzar
lo amargo de esta vida.
 
(Para una abeja)
 
Se pierde en el aire,
a la luz avanza,
caballo de sueños,
persigue esperanza.
 
(Tragaleguas)
 
Sin duda, la inspiración poética de Javier Villegas no solo alude fauna y flora, afectos, fenómenos naturales y escenarios que prodigan alegría, amor y belleza a todos los humanos, sino descubrimos el animismo y la personificación de los siguientes entes: pájaros ( ruiseñor, colibrí, canario, etc.), nubes, viento, estrellas, gato, mar, clavel y otras flores, luna, ratones, cielo, rana, sol, mariposas, grillo, caracol, abeja, hormiga, caballo, colores, lluvia, malvas, sapo, araña, etc.
 
 
Por ejemplo:
 
Dame, madre querida,
todos los días calor,
dame encendidos tus besos
y una sombrita de amor.
 
(Pedido)
 
Un sapo, más cuatro,
ahora son cinco,
saltan en la hierba,
saltan con ahínco.
 
(Cinco sapos)
 
Tres malvas, en la mañana,
novio salen a buscar,
van por todos los jardines
y no logran encontrar.
 
(Tres malvas)
 
Felicito por esto a Javier Villegas porque él cree en la virtud docente de la poesía, humus sustancial cercano a la infancia que actuará dichosamente sobre los educandos, para modificarles comportamientos, moldearles el carácter, reprimirles la envidia o cólera y dirigirlos a hermosas acciones practicadas desde la antigüedad, por un sinnúmero de hombres célebres a quienes imitarán sus ejemplos.
 
Volatineros del alba tendrá ávidos lectores, cuyo goce estético contribuirá a develar una mágica y real visión del mundo, de la vida y del ser humano, ya que además de contener una poesía diáfana, alegre, ligera y sin rebuscamientos, configura una singular perfección rítmica y formal.
A veces, como los árboles,
sueña el niño verdecer,
ser un bosque de alegría
del alba al anochecer.
 
(A veces)
 
Felicitaciones a Javier Villegas, por la entrega de Volatineros del alba.
 
Poesías seleccionadas
 
A veces
A veces, como los pájaros,
el niño sueña volar,
entre las nubes plateadas,
sobre la inmensidad del mar.
 
A veces, como los árboles,
sueña el niño verdecer,
ser un bosque de alegría,
del alba al anochecer.
 
A veces, como el viento,
el niño sueña viajar,
al dominio de las estrellas,
en un rayito lunar.
 
A veces, el niño sueña,
dormirse en una nube,
escuchar de los corazones,
el ritmo que baja y sube.
 
Lo que dicen ahora
Dicen que a Caperucita,
se le perdieron los pasteles
y de tanto llorar por ellos,
dejó mojados los manteles.
 
Dicen que no fue al bosque,
que fue a dar con el mar
y que el mar iba creciendo,
porque no cesaba de llorar.
 
Que el lobo la fue siguiendo,
que no era una bestia feroz,
eso lo dicen ahora,
ya se ha corrido la voz.
 
Que la abuela no estaba enferma,
que en el bosque no vivía
y que la niña Caperucita,
es hija de la fantasía.
 
Para una abeja
La abeja muy contenta,
liba de flor en flor,
parece que está sedienta,
de aromas y de licor.
 
La abeja es tesonera,
consciente de su labor,
del colmenar la obrera,
confidente de la flor.
 
Surca el aire traviesa,
del tulipán al clavel,
mientras el sol despereza,
sus rayos en el vergel.
 
Vuelve abeja al colmenar,
no te sientas aturdida,
es necesario endulzar,
lo amargo de esta vida.
 
 
*Docente universitario
 
 

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