Nacional
Publicado el Viernes, 05 de Octubre del 2018

LA VERTIGINOSA CAÍDA DE KEIKO SOFÍA

El reflejo de la rápida caída a los infiernos de una política.
La imagen llorosa que ofreció Keiko Fujimori, líder del partido opositor Fuerza Popular, refleja la rápida caída a los infiernos de una política que hace apenas unos meses gozaba con la destrucción de sus enemigos políticos y que hoy parece acorralada, sin rumbo y sufriendo un desgaste difícil de recuperar.
 
El reingreso en prisión de Alberto Fujimori ordenado por la Justicia y la aprobación en el parlamento –que domina su partido– de un proyecto de reforma constitucional impulsado por el presidente Martín Vizcarra, al que se oponía, se citaron este miércoles para dar un durísimo golpe a Keiko y a Fuerza Popular (FP).
 
También han cristalizado la debilidad de un sector político que tras las elecciones de 2016 parecía omnipotente, han resquebrajado la unidad del bloque y han puesto en evidencia el hundimiento en el respaldo popular de los fujimoristas que revelan las encuestas.
 
Un síntoma de ese deterioro fue el pedido de movilización popular que hizo el congresista fujimorista Héctor Becerril ni bien se anuló el indulto, pero que apenas concitó a una decena de personas en apoyo al exmandatario.
 
Muy lejos queda la imagen que ofrecía hace apenas unos meses la hija del exgobernante y candidata presidencial en 2011 y 2016, cuando logró de un plumazo forzar la renuncia del presidente Pedro Pablo Kuczynski, destruir a su principal enemigo dentro de Fuerza Popular, su hermano Kenji, y mantener a su padre fuera de la cárcel pero alejado de cualquier actividad política.
 
En ese entonces –marzo de 2018–, Keiko logró además restablecer el dominio de FP en el Congreso, e instaurar en la jefatura del Estado el que aparentemente iba a ser un débil presidente en la figura de Vizcarra.
 
Pese a haber sido derrotada por un puñado de votos en las presidenciales de 2016, Keiko parecía más cerca que nunca de controlar el poder político en Perú, aunque, desde entonces, todo ha ido cuesta abajo para esta mujer de 43 años.
 
El estallido en junio pasado de un escándalo de corrupción en la judicatura golpeó a la dirigente y a su grupo, al dejar patente su cercanía con el supuesto líder de los jueces corruptos, César Hinostroza, y dar indicios de supuestos tratos para favorecerla en sus tratos con la Justicia. 

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