Ni la prohibición policial por el coronavirus ni la Ley de Seguridad Nacional impuesta por China, que amenaza con la cadena perpetua, logran frenar las protestas de Hong Kong reclamando democracia. Desafiando la nueva regulación, que entró en vigor el martes al filo de la medianoche, decenas de millas de personas se han echado a las calles este miércoles, justo cuando encontraron 23 años de la devolución a Pekín de esta antigua colonia británica.
Aunque la Policía había vetado la tradicional marcha del aniversario por el riesgo de contagio y los disturbios del año pasado, cuando fue asaltado el Parlamento local, la multitud ha ocupado el distrito comercial de Causeway Bay, que era su punto de partida. Bajo una fuerte presencia policial, con 4.000 antidisturbios y su cañón de agua desplegado, no han tardado en estallar los incidentes, los insultos y las carreras.
Hasta las cinco y media de la tarde (una vez y media, hora peninsular española), habían sido detenidas 180 personas por alterar el orden público, incluyendo a siete como sospechosas de violar la nueva Ley de Seguridad Nacional.
Según había publicado la propia Policía en su cuenta de Twitter, el primer detenido por esta legislación era un hombre que portaba una pancarta donde se encontraba la «Independencia de Hong Kong».
Pero, dando buena cuenta del ingenio hongkonés, antes de dicha leyenda ponía en pequeñito «No a». Ahora está por ver si es acusado o no de secesión bajo la nueva ley, que penas de entre tres años y cadena perpetua para ese delito y los de subversión, terrorismo y colusión con fuerzas extranjeras.
Por otra parte, y según reconocen las redes sociales, una mujer fue arrestada por llevar a cabo un cartel también a favor de la independencia y con las banderas de Estados Unidos y el Reino Unido. Será difícil que Hong Kong, una ciudad con una larga tradición liberal por su influencia occidental, renuncie de la noche a la mañana a su libertad de expresión y reunión.
Aunque el Gobierno local advirtió en un comunicado de las proclamas un favor de la independencia puede constituir un delito de secesión, los manifestantes no dejaron de cantarlas, pero sin ondear sus banderas. Como en protestas anteriores, jóvenes enmascarados y ataviados de negro montaron barricadas, rompieron baldosas del suelo y destruyeron el escaparate de Maxim´s, una pastelería supuestamente afín al régimen de Pekín.
Para dispersar a la multitud, la Policía los bañó con su cañón de agua y con espray de pimienta. A tenor del periódico «South China Morning Post», los agentes también lanzaron gases lacrimógenos. Uno de ellos, informó la Policía, resultó herido con un corte por objeto afilado cuando intenta practicar una detención.
Entre las decenas de arrestos destacados varios diputados de la oposición, como Andrew Wan, presidente del Partido Democrático; Ray Chan y Tam Tak-chi, quien llevaba un antiguo disfraz de policía chino. A la vista de estas imágenes, está claro que los manifestantes de Hong Kong no se han asustado ante las amenazas de Pekín.