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Publicado el Martes, 16 de Junio del 2020

Jesús Eucaristía salió a bendecir a su pueblo

La procesión este año salió de la Catedral de Chiclayo para recorrer las calles que rodean el parque principal de nuestra ciudad.
Celebración litúrgica del Corpus Christi unió a miles de lambayecanos que siguieron la ceremonia oficiada por Monseñor Robert Prevost, conectados desde sus hogares a través de la vía virtual.
En Lima, el Arzobispo Monseñor Carlos Castillo Mattasoglio dedicó la ceremonia en memoria de los más de 6 mil fallecidos a causa de la infección por Coronavirus; las fotografías de las víctimas fueron colocadas en la Catedral de Lima durante la emotiva ceremonia.
Antes de la Pandemia, la ceremonia se oficiaba en el Estadio Elías Aguirre donde la multitud se congregaba para adorar a Cristo, el Dios Verdadero.
La fuerza del Amor se hizo presente ayer en la fiesta del Corpus Christi, celebrada Chiclayo. Jesús Eucaristía salió al parque principal de la ciudad para manifestarle a su pueblo, a su Iglesia que Él está con nosotros. La ceremonia fue presidida por monseñor Robert Francis Prevost Martínez, obispo de la Diócesis de Chiclayo.
Las calles están vacías y los templos cerrados, la comunidad protegida en sus hogares, ante el ataque de un microscópico virus; mas, la Iglesia, sí la Iglesia sigue viva, de pie, orante, unida más que nunca y confiada plenamente en el Amor de los amores: Jesucristo eucaristía. Por ello, desde el calor de la casa, las familias se unieron virtualmente a la celebración del Corpus Christi para orar por el fortalecimiento de la fe, la esperanza y el amor en el Dios de la vida. Pase lo que pase Jesús está con nosotros; pero por qué no cesa la pandemia, por qué mueren nuestros seres queridos, por qué tanto dolor en la Tierra, ¿es que Dios se olvidó de sus hijos?... a veces los padres terrenales, guardan silencio para que los hijos reflexionen y busquen vivir en armonía no solo con sus congéneres sino con todos los seres que le rodean, lo mismo ocurre con Dios Padre, el guarda silencio pero allí está vigilante y amándonos a cada uno personalmente.
 
REFLEXIÓN FINAL
Los templos pueden estar cerrados, pero la Iglesia de Cristo que somos todos, sigue viva, presente mostrando su rostro en cada gesto solidario que nos hace más hermanos y humanos. La solidaridad de los cristianos es un signo de vida que silenciosamente tiene la esperanza de desterrar el egoísmo de la corrupción, para poco a poco seguir en el camino de ayudar a Jesús a instaurar su Reino aquí y ahora.
 
 

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