El cantante Robbie Williams se ha mantenido sobrio desde 2007 y no ha vuelto a probar la cocaína o el alcohol, pero aún hay una adicción que le martiriza a diario porque no consigue escapar de ella: su tendencia a pegarse atracones de comida rápida cuando atraviesa un mal momento.
"Cuando has renunciado a absolutamente todo lo demás, ese último obstáculo es el más difícil de superar. Es algo constante, porque cuando dejas de consumir cocaína, ya no ves nunca cocaína por casa. A no ser que salgas a buscarla, no se cruza en tu camino así como así. Si no quiero beber, no tengo que hacerlo. Puedo evitar ir al pub o a un club nocturno y no pasa nada, eso es algo que he aceptado", explicó en una nueva entrevista concedida durante su actual visita a Australia.
Por mucho que lo intente, Robbie no puede desterrar la comida de su vida, como hizo con sus otros vicios, por motivos obvios, y cada cierto tiempo se topa con un detonante que le hace volver a recaer. Hace unos años, por ejemplo, pasó una larga temporada en la que se levantaba por las noches medio sonámbulo para devorar todo lo que encontrara en el refrigerador.