Cualquier cosa que no fuera un victoria clara para Joe Biden en Carolina del Sur hubiera significado un golpe definitivo a su campaña por la presidencia de EE.UU. Pero el exvicepresidente con Barack Obama se ha impuesto con contundencia en las primarias del estado sureño, donde ha obtenido un 48,4% de los votos con el 100% del escrutinio.
Su estrategia se basó en concentrar todos los esfuerzos en Carolina del Sur y confiar en que una victoria apabullante le diera impulso hacia la cita determinante de las primarias, el Supermartes de este 3 de marzo. Mientras el resto de candidatos hacía campaña por todo el país, Biden pasó casi todo el tiempo en Carolina del Sur, con un electorado con mucho peso de la minoría racial negra –el 60% de los votantes demócratas– que le conviene y después de haber conseguido la adhesión de políticos influyentes del estado, como el congresista James Clyburn, el afroamericano de mayor rango en la Cámara de Representantes.
El objetivo era salir de Carolina del Sur percibido como la alternativa moderada a Sanders, como el candidato que pueda aglutinar el voto centrista.
Sanders se quedó con el 19,9% de los apoyos, su peor resultado en lo que va de primarias con diferencia, después de quedar primero en Iowa -empatado con Pete Buttigieg-, New Hampshire y Nevada.
Pero más importante para Biden es el golpe que Carolina del Sur ha asestado a las aspiraciones a candidatos como Buttigieg (8,2%), Amy Klobuchar (3,1%) o Tom Steyer (11,3%). Buttigieg, el joven exalcalde de South Bend (Indiana), se ha desinflado en estados con diversidad racial como Nevada y Carolina del Sur y remontar en el Supermartes se le pone muy cuesta arriba. Es posible que Klobuchar solo se quede en la carrera para anotarse una victoria el martes en su estado, Minnesota. Y Steyer, que había apostado mucho de su campaña en un buen resultado en Carolina del Sur, anunció su retirada de la campaña tras quedar tercero.