Los precandidatos demócratas llevan días bombardeando Nevada con anuncios en español. “Bernie nunca olvidó las raíces inmigrantes de su familia, y por eso siempre ha luchado por nosotros”, se dice en uno de Sanders. “Amy sabe lo que es importante: nuestro bienestar”, reza el de Klobuchar.
Pero Nevada no es un caso único. El peso del voto latino en las primarias y en las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 3 de noviembre será mayor que nunca hasta ahora. Unos 32 millones de hispanos tendrán derecho en esta ocasión a participar en los comicios, según las proyecciones del Centro de Investigación Pew. Eso supondrá un 13,3% del total del electorado estadounidense, con lo que se convertirá por primera vez en la principal minoría al superar a la afroamericana, que se quedará en el 12,5%.
Los votantes blancos no hispanos, mientras, continúan su retroceso relativo. Si en el año 2000 eran más de tres cuartas partes del total, dos décadas después son solo dos tercios (66,7%).
No es extraño, por tanto, que los diferentes aspirantes a sentarse en el Despacho Oval se esfuercen por atraer a esa parte del electorado. Además de los anuncios en televisión, las campañas buscan cortejar a los hispanos en las redes sociales, la radio, llamadas telefónicas o incluso plataformas de música online como Spotify o Pandora.
“Si puedes pensar en alguna manera posible para que un latino de cualquier edad consuma información para conocer las elecciones, estamos hablando con ellos en esa plataforma”, explicaba estos días a la CNN Chuck Rojas, asesor de Bernie Sanders.
Ahora bien, ¿cuál será su impacto en las elecciones? La población hispana está repartida de forma muy desigual entre los diferentes estados y no forma un bloque monolítico, lo que complica la respuesta a esa pregunta.