La defensa del expresidente Alejandro Toledo, acusado de corrupción y quien se encuentra en medio de un proceso de extradición en Estados Unidos, pidió ayer al juez que lo dejen salir de prisión alegando el supuesto deterioro mental que está sufriendo por su confinamiento.
“Toledo está profundamente deprimido. Está tomando medicación para ello, pero aun así está yendo a peor. Le pregunté si tenía pensamientos suicidas y me respondió que no, pero yo me preocupé”, declaró ante el juez el doctor Craig Haney, profesor de psicología en la Universidad de Santa Cruz (California, EE.UU.).
“Está increíblemente nervioso. Hay un deterioro cognitivo por el que su capacidad de pensar y de recordar se están deteriorando”, aseguró el doctor, quien se entrevistó con Toledo en dos ocasiones durante su confinamiento carcelario, una el pasado 16 de enero y otra el 28.
Desde noviembre del año pasado, el expresidente se encuentra en el penal de Maguire (en el condado de San Mateo, donde residía antes de ser encarcelado), en un régimen que le permite realizar múltiples llamadas, recibir visitas, mantener algunas interacciones con otros presos y pasar varias horas fuera de su celda.
Su situación dentro de la cárcel ha sido motivo de disputa entre la defensa y la fiscalía desde el principio del juicio a causa de su elevado perfil político, que llevó a los responsables penitenciarios a considerar desde un primer momento que no podía estar en régimen común junto al resto de reclusos porque su seguridad se vería comprometida.