La presidenta provisional, Jeanine Áñez, ha reventado el tablero político boliviano con una maniobra tan polémica como sorprendente, que la convierte en principal favorita para ganar las elecciones de mayo y junio. “Me presento como representante de esta alianza nacional que agrupa a las fuerzas políticas más representativas tras el fraude electoral de octubre”, explicó la dirigente, que de momento no sopesa abandonar su actual cargo.
Contra la dispersión, más candidaturas. Las primeras críticas han surgido desde dentro del bloque antirrevolucionario. “Nos parece irresponsable, no está respetando que es un gobierno transitorio”, clamó el diputado Luis Felipe Dorado, aliado de otro de los candidatos, quien ya ha anunciado presentará un recurso ante el Tribunal Constitucional.
Evo Morales fue incluso más condescendiente con Áñez que sus propios correligionarios, tal vez movido por las dos veces que torció los designios constitucionales para presentarse a la reelección: “Es su derecho. Sólo recordarle tantas veces que dijo que no se presentaba”.
Áñez pasa así a encabezar una poderosa alianza, bautizada como Juntos, en la que figuran su propio partido, Demócratas; Soberanía y Libertad, encabezado por el poderoso alcalde de La Paz, Luis Revilla; el movimiento Todos, dirigido por el gobernador de Tarija y el partido UNIR. Todo apunta a que Revilla conformará el ticket electoral como candidato a vicepresidente, lo que consolida la apuesta de Áñez al estar representados el occidente y el oriente del país.
“Hoy no tenemos margen para equivocarnos. Invitamos a todas las fuerzas democráticas y a los líderes sociales a sumarse a esta gran propuesta”, sentenció la presidenta temporal.
La irrupción del binomio Áñez-Revilla cambia radicalmente el panorama electoral. La presidenta provisional ya aparecía en varias encuestas como la candidata favorita dentro del actual oficialismo, por debajo del Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales, pero confirmando que el sentimiento de cambio es mayoritario en el país, al menos de momento.
La principal víctima de este movimiento es el ex presidente Carlos Mesa, quien compitiera de tú a tú contra el líder aimara en octubre, pero que de este modo pierde a aliados importantes, sobre todo el alcalde Revilla. “Es un error lamentable, su rol es garantizar unas elecciones limpias y transparentes”, criticó Ricardo Paz, mano derecha de Mesa en Comunidad Ciudadana.
El otro binomio favorito, formado por los líderes cívicos que se levantaron contra Evo tras el fraude electoral, medían ayer las consecuencias del lanzamiento. Su cabeza de lista, Luis Fernando Camacho, sufrió el pasado viernes una agresión mientras encabezaba un acto de su alianza Creemos, que conforma junto a Marco Pumari, líder de Potosí. “Nos vamos a poder ver en las propuestas”, adelantó Camacho.