“Reino Unido y EE.UU. son ahora libres para conseguir un nuevo acuerdo comercial masivo tras el Brexit. Este acuerdo tiene el potencial de ser mucho mayor y más lucrativo que cualquier otro acuerdo que pudiera lograrse con la Unión Europea. Celébralo Boris”, con estas palabras felicitó el presidente Donald Trump en su cuenta de Twitter al primer ministro británico, Boris Johnson, tras su aplastante victoria en las elecciones generales del pasado 12 de diciembre.
La exultante felicitación pública no fue una sorpresa para nadie. Johnson y Trump mantienen una muy buena relación y ambos están dispuestos a negociar un tratado comercial entre ambos países en cuanto el Reino Unido deje de formar parte de la Unión Europea. No es un secreto que Trump y la anterior primera ministra, Theresa May, nunca hicieron buenas migas, por lo que la victoria de Johnson supone el comienzo de una nueva era en la histórica y especial relación que hay entre ambas potencias desde la Segunda Guerra Mundial.
Johnson y Trump no están de acuerdo en todo y hay políticas en las que chocan, pero ambos están dentro del espectro conservador y además comparten características en común que han llevado al público de todo el mundo a compararlos. No solo se parecen físicamente, con el pelo rubio como su rasgo más destacado, sino que los dos tienen una forma excéntrica de desenvolverse, comparten un modo de hablar sin pelos en la lengua, y muchas veces los blancos de sus críticas son los medios de comunicación. Son excéntricos, provocadores, dotados de un verbo fácil y apasionado que conquista a sus seguidores, que alaban su incorrección política tanto como la odian sus detractores.
Alianzas
La estrecha relación que mantienen la han reflejado ambos en diferentes declaraciones a lo largo del tiempo. Johnson ha dicho que ve un futuro “fabuloso” en las relaciones entre los dos países y que estará “encantado” de trabajar con Trump, mientras que este, a su vez, señaló hace unos meses que “Boris Johnson es un buen hombre. Es duro e inteligente. Lo llaman: “el Trump de Gran Bretaña” y dicen que eso es algo bueno”.
Viéndose uno en el espejo del otro, es de esperar que ambos líderes intenten reforzar las alianzas que se han debilitado entre ambos países en los últimos años y que pueden tener un empujón significativo tras el Brexit. Mientras que el “premier” necesita un aliado comercial de peso tras el divorcio con la UE, a Trump no le viene mal un socio tan poderoso en una ubicación geográfica estratégica para sus operaciones internacionales.