Aún no ha tomado posesión del cargo de vicepresidenta de Argentina y ya ejerció como siempre, como la de antes, como la mujer más poderosa de la historia.
Cristina Fernández de Kirchner, en el banquillo de los acusados por una de sus múltiples causas de corrupción (obras públicas), desafió a los jueces, abrió el ventilador contra el presidente electo –que no se dio por aludido– y se negó a contestar las cuestiones de los magistrados. “¿Preguntas? Preguntas van a tener que responder ustedes, no yo”, zanjó con un tono que en otro país le hubiera costado una advertencia por desacato.
La viuda de Néstor Kirchner estaba furiosa. Pidió que se retransmitiera su declaración en directo como si fuera una de sus famosas “cadenas nacionales” que imponía a los medios de comunicación durante sus dos Gobiernos (2007-2015) y se lo negaron. Pensaba convocar detrás de la televisión al pueblo argentino para dirigir una de sus diatribas políticas y presentarse como una víctima en la causa, una de las más graves, que la investiga por adjudicaciones de 51 obras públicas y desvío de fondos, a las empresas de Lázaro Báez, presunto testaferro de su marido, pero no lo logró. Incansable al desaliento, la actual senadora, actuó como la gran protagonista que fue de un teatro judicial, en clave de monólogo, que suma clics en YouTube.
La película frente al Tribunal Oral número 2, tuvo un guión inesperado con frases como, “siempre le digo a Florencia (su hija imputada también): Imagínate si Perón y Evita hubieran tenido hijos… Es el único consuelo que puedo darle después de todo lo que le han hecho”. “Este tribunal seguramente tiene la condena escrita. No me interesa. A mí, me absolvió la historia” o “no sé como tuve tiempo de gobernar este país si fui jefa de cuatro asociaciones ilícitas”, en alusión a la figura que le aplican en diferentes juicios, fueron algunas de las más memorables. Pero, entre párrafo y párrafo lanzó un bumerán a los jueces que se fue a estrellar en el rostro de Alberto Fernández. “El que ejecuta el presupuesto es el jefe de Gabinete no la presidenta de la Nación. Si es así, van a tener que citar al presidente de la República, que fue jefe de Gabinete de 2003 a 2008”, descerrajó.
Dicho de otro modo, sentenció que era inocente y el culpable del latrocinio era su ex subordinado y jefe del Estado a partir del 10 de diciembre.