Desnudos, mojados, con las manos sobre su cabeza, tirados en el suelo y con gallos de pelea encima de ellos. Es la tortura a la que se vio sometido un grupo de presos del Centro de Coordinación de la Policía en Anaco, en el estado Anzoátegui, al noroeste de Venezuela, como muestran unas imágenes virales difundidas en Twitter por la periodista Alexandra Belandia el pasado 30 de septiembre.
La grabación, que acumula casi 400.000 reproducciones, ha horrorizado a todo el mundo. Tal es la gravedad que Tarek William Saab, fiscal general de Maduro, anunció una investigación por lo ocurrido.
“He designado a fiscales en materia de Derechos Humanos de Anzoátegui para investigar los brutales hechos acaecidos en la Policía de Anaco, por lo que serán imputados por su responsabilidad el Comisario Hernán Díaz y dos funcionarios policiales subalternos”, informaba en Twitter horas después de la difusión del vídeo.
Según la ONG venezolana “Una ventana a la libertad”, se trataba de 82 “privados de libertad recluidos en el Centro de Coordinación Policial de Anaco, quienes fueron sacados de su calabozo y, mientras un grupo de uniformados realizaban requisa, otro grupo golpeaba a los detenidos”.
Los internos, como habrían relatado sus familiares, “iniciaron una huelga por falta de agua y alimentos y para pedir que dejaran pasar medicamentos a sus familiares”.
Como explica la organización, “los uniformados comenzaron a rociar combustible en el interior de la celda para obligarlos a salir [...] Los obligaron a desnudarse al tiempo que los golpeaban con una tabla en los glúteos. También los rociaron con agua mientras dos gallos peleaban sobre sus cuerpos y picoteaban a más de uno”.