Nueve meses atrás, exactamente el 29 de diciembre del 2018, cuando la anestesia abandonaba su cuerpo, Rosa Elena sentía que “volvía a nacer”. Acababa de recibir el regalo generoso de dos pulmones que le daban nuevos aires a su atormentada vida.
Los años siguientes estuvo hospitalizada varias veces y la situación se iba agravando cada vez más, hasta que los médicos de EsSalud decidieron ponerla en lista de espera.
Era el tiempo en que Rosa Elena Li Salas no podía hacer nada por sí misma. Apenas caminaba, hablaba poco, comía lo que podía y no podía subir escaleras. La media vida que tenía estaba atada a un balón de oxígeno y, a veces, no era suficiente.
Si hacía algún esfuerzo, sentía que el corazón le iba a reventar. Y lo que más le dolía es que el menor de sus cuatro hijos apenas tenía nueve años y si ella faltaba, era quien más la iba a necesitar.
“Lo que sentí al despertar no tiene comparación con lo que estaba viviendo antes de ser trasplantada. Había dolor pero eso era lo de menos, no había comparación con la nueva vida que estaba disfrutando, respirando por mí misma, volviendo a ser yo”, cuenta la mujer tras su operación en el hospital Guillermo Almenara.
Sus días son ahora “casi” normales. Solo tiene que evitar los lugares donde haya gran concentración de gente, en ocasiones debe usar mascarilla, tiene que cuidarse de los virus y mantener estrictas reglas de limpieza para evitar los microbios, amén de tomar sus medicinas de por vida y someterse a controles médicos mensuales.
Rosa Elena jura que está alejada del tabaco y asegura que el miedo por lo que le pasó fue el mejor método para alejarse de los cigarrillos. Su regalo de amor, sus nuevos pulmones, esos que le permitieron ver crecer a su hijo más pequeño, no merecerían ser llenados de humo y de sustancias cancerígenas. Y así lo ha entendido.
“Donar órganos es dar vida, es dar alegría no solo a los pacientes sino a sus familiares, a sus amigos. Es un acto de amor maravilloso. Mi donante (una menor de edad con muerte cerebral) es mi héroe, por él estoy viva”, dice y afirma que hoy le tocó a ella, pero mañana podemos ser cualquiera de nosotros quienes necesitemos un órgano donado para seguir contando una historia.
La doctora Patricia Chilet, subgerente de Procura y Trasplantes de Órganos de EsSalud, destacó la generosidad de los familiares de pacientes cuyos órganos son donados y remarcó que es necesario incentivar la cultura de la donación para salvar tantas vidas que esperan ese auxilio.
Anotó que cuando se encuentra un donante, los médicos especializados inician una verdadera carrera contra el tiempo para encontrar un receptor compatible antes de que los órganos se echen a perder.
En el caso específico de Rosa Elena Li, la especialista explicó que por la gravedad de su estado, la indicación médica era “trasplante bipulmonar”, por lo que se requería los dos órganos para garantizar una mejora en su vida.