La fuerte presión internacional, que incluye protestas convocadas en las Embajadas brasileñas en varias ciudades del mundo y campañas en defensa de la Amazonía en las redes sociales, ha obligado al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, a dar marcha atrás y aceptar su responsabilidad en la crisis que ha consumido 20.000 hectáreas del gran pulmón planetario. Bolsonaro confirmó en la cadena nacional la noche del viernes que movilizará al Ejército a las regiones amazónicas para intentar atajar los incendios, que en 2019 se han intensificado respecto del año anterior. El mandatario aprovechó el breve mensaje para defender sus políticas ambientales y afirmó que los incendios forestales “existen en todo el mundo” y que eso “no puede ser pretexto para sanciones internacionales” ante las amenazas vertidas por líderes europeos.
Durante cuatro minutos, Bolsonaro se dirigió al mandatario francés, Emmanuel Macron, quien amenazó bloquear el acuerdo de la Unión Europea con el Mercosur a causa de las “mentiras” de Bolsonaro. Macron ya había anunciado este viernes su intención de incluir esta “crisis internacional” en la cumbre del G7, que se realiza este fin de semana en la localidad francesa de Biarritz. Según Bolsonaro, Brasil “es ejemplo de sostenibilidad” y “tiene una ley ambiental moderna”.
El presidente también dijo que “es nuestro deber” la protección de la Amazonía y que es consciente que entre sus tareas está la de “combatir la tala ilegal y cualquier tipo de actividad criminal que ponga la selva en riesgo”. El presidente, que durante la campaña electoral llegó a afirmar la “Amazonía no es nuestra”, ahora se ha visto obligado a aceptar su responsabilidad frente una creciente perplejidad mundial.