Clarín (Argentina).– ¿Quién toma la papa caliente? Nadie sabe. El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló caído en desgracia tras revelarse el contenido de un chat bochornoso, abandonó su oficina este viernes. Y no hay quien lo reemplace, aún. Los puertorriqueños no tienen ni idea de quién lo sucederá en medio de un caos político que amenaza con paralizar la isla con una crisis constitucional.
“Es frustrante, estamos en el limbo”, dijo el taxista José Ramos. “El país no tiene rumbo ahora mismo”. Rosselló prometió dejar el cargo el viernes a las 5 de la tarde tras enormes protestas callejeras de puertorriqueños indignados por la corrupción, la mala administración y la filtración de un chat lleno de groserías en el que el gobernador y 11 aliados varones se burlaron de mujeres, de homosexuales y de las víctimas del huracán María.
Rosselló había confirmado el jueves que el excongresista estadounidense Pedro Pierluisi sería el nuevo secretario de Estado (ministro de Exteriores) de Puerto Rico, y por ende su sucesor en la gobernación.
Según las leyes puertorriqueñas cuando el gobernador deja el cargo, es el secretario de Estado quien debe asumir el liderazgo de la isla. En el caso de que ser rechazado por la Legislatura, la cabeza del Departamento de Justicia es quien debe hacerse cargo del puesto.
Pero Wanda Vázquez, la tercera en la línea de sucesión del Gobierno del Partido Nuevo Progresista (PNP), comunicó el domingo pasado que no quería ser la gobernadora. “Me retiro, no tengo interés en ocupar el puesto de gobernadora”, avisó.
A pesar de que la mujer dijo que no le interesa el cargo, ella es la sucesora natural del gobernador si la legislatura no aprueba a Pierluisi, en una audiencia de confirmación que recién culminará la semana que viene.
La gente en Puerto Rico no quiere saber nada con Vázquez por ser “muy cercana al gobernador” saliente.
Pedro Pierluisi, exrepresentante de la isla ante el Congreso en Washington, enfrentaba este viernes a una veintena de diputados en la primera de dos audiencias públicas horas antes de la prevista renuncia del gobernador, Ricardo Rosselló, quien tenía previsto irse a las 5 de la tarde (18 en Argentina).
La sala estaba atestada de funcionarios y exfuncionarios, mientras los puertorriqueños en toda la isla se preguntaban quién sería su próximo jefe de gobierno.