El Mundo (Bogotá).- “Cristo une, Cristo es perdón, Cristo es amor, Cristo es justicia, salvador de los pobres”, proclamó Daniel Ortega en la Plaza de la Fe Juan Pablo II, de Managua, atestada de sus partidarios. La conmemoración de los 40 años de la revolución sandinista del viernes, en la que hablaron dos pastores cristianos y un sacerdote católico, por momentos parecía una asamblea religiosa.
“Cristo está presente, no sólo en esta plaza sino en toda Nicaragua”, agregó un presidente aislado en el mundo. Sólo le acompañaron el presidente de Osetia del Sur y los vicepresidentes de Cuba y Venezuela. Apeló a la paz en su país para lograr el desarrollo, criticó las sanciones económicas de Estados Unidos porque “son los pueblos los que sufren”. Y de la brutal represión que ordenó su Gobierno el año pasado, manifestó en tono clerical: “Tuvimos la paciencia de Job pero todo tiene un límite”, sin mencionar los 400 muertos ni los centenares de presos políticos.
Antes de concluir su sermón, dio la puntada que muestra, una vez más, la escasa voluntad de alcanzar un acuerdo con la Alianza Cívica. “En el 2021 vendrán las elecciones y ya estamos preparados para ganarlas”, arengó a la marea de banderas del FSLN que ondeaban en el recinto. “Se harán las reformas a la ley electoral para que nadie venga a quejarse después que le robamos las elecciones”. Y en un tono despectivo preguntó “¿Qué quieren? ¿Que los barramos y después salgan diciendo que les robamos?”. Para concluir en tono rotundo: “Elecciones en noviembre del 2021”, en contraposición a la exigencia de la Alianza Cívica y la comunidad internacional de que adelante los comicios. “De rodillas, sólo ante Dios”.