Internacional
Publicado el Sábado, 20 de Julio del 2019

El Partenón ha sufrido de todo y sigue de pie

Una de las máximas maravillas de la Grecia antigua, el Partenón ha sobrevivido todo tipo de problemas a lo largo de los siglos.
Clarín (Argentina).– Un sismo de intensidad 5,3 conmovió Atenas. Numerosos edificios colapsaron y una turista resultó herida por el desprendimiento del muro de un museo. El terremoto, que duró 15 segundos, causó cortes de luz y momentos de nerviosismo y tensión.
 
En medio de todo, el Partenón se mantuvo intacto en la cumbre del Acrópolis, el movimiento telúrico un simple recordatorio de los numerosos episodios devastadores a los que se ha debido sobreponer a lo largo de sus más de 2500 años de existencia.
 
Completado en el año 438 a.C. como un homenaje al dios Atenas, el Partenón es considerado el edificio más emblemático de la Grecia antigua que ha sobrevivido hasta el día de hoy. Y en este caso, “sobrevivido” es la palabra clave.
 
La primera calamidad que sufrió fue un incendio que destruyó su cubierta, además de causar severos daños a los elementos de mármol. Los historiadores no han podido determinar la fecha exacta de este episodio, pero se estima que sucedió en la Antigüedad tardía, el período de transición entre la Edad Antigua y la Edad Media.
 
Se emprendió una reconstrucción del edificio, pero sólo se volvió a techar la zona interna, lo que expuso las columnas perimetrales a sufrir las inclemencias del clima.
 
Si bien el Partenón está catalogado como un “templo”, para los griegos no sirvió nunca como un lugar en donde adorar al dios Atenas. No contaba con un altar ni con un nombre al cual rendirle culto, y adquirió la función de adoración más tarde, primero como una iglesia cristiana durante el Imperio Bizantino, y más tarde como una mezquita durante el Imperio Otomano.
 
Fue durante este período que una gran parte del edificio fue destruido. Luego de que los otomanos intentaran invadir Venecia en 1683, Polonia, Austria y Venecia se unieron para tratar de recuperar partes de Europa bajo el mando otomano.
 
Una expedición liderada por el general Francesco Morosini acorraló a un grupo de soldados otomanos en el Acrópolis. Como una maniobra estratégica, escondieron su pólvora en el Partenón, pensando que la reticencia a destruir una obra tan prestigiosa los protegería del ataque.
 
Morosini mandó atacar el Acrópolis, y luego de tres días, un cañonazo impactó el Partenón. La combinación con la pólvora almacenada allí resultó devastadora, y el edificio resultó severamente dañado.
 

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