El Tiempo (España).– La prisión del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva cumplió un año este 7 de abril, en medio de incertidumbres sobre cómo se conducirá su proceso en la Justicia y con el Partido de los Trabajadores (PT) luchando para consolidarse como la principal fuerza de oposición al presidente ultraderechista Jair Bolsonaro.
El consenso en el PT es que las condenas por corrupción pasiva y blanqueo de capitales en dos casos (12 años y 11 meses de prisión en cada uno) son injustas y que la prisión del expresidente es política. De esta forma, la agrupación trata de reanimar sus filas con actos por el “Lula Libre” en São Paulo, Río de Janeiro y otras ciudades este domingo. Una forma no solo de mantener la presión sobre el Poder Judicial sino también de mantener unidos a los petistas y a los movimientos sociales más cercanos bajo una rara bandera común.
Desde su celda en Curitiba, en el sur de Brasil, Lula recibe informes de las reuniones del partido, que ha decidido posponer la elección de la presidencia de la formación del expresidente para el segundo semestre. La contienda tiene potencial para, por primera vez, no corresponder con la voluntad de Lula, que ya ha manifestado su deseo de mantener a la diputada federal Gleisi Hoffman al frente del PT, aunque otros petistas no estén de acuerdo.
A la política del estado de Paraná se le considera una de las responsables de mantener como prioridad el “Lula Libre”.