Francia continúa repatriando «con cuenta gotas» a los hijos de muy corta edad de yijadistas, terroristas y presuntos terroristas islámicos, de nacionalidad francesa, «refugiados» por la fuerza en «campos de tránsito» del noreste de Siria bajo control de fuerzas militares mayoritariamente kurdas.
Siguiendo la fórmula habitual, desde hace dos años, el ministerio francés de Asuntos Europeos y Exteriores reconoció el lunes que diez hijos de yihadistas franceses habían sido repatriados, por tratarse de «casos humanitarios».
Tres de los niños repatriados eran huérfanos y las madres de los otros siete aceptaron separarse de sus hijos, que se encontraban en el campo de Roj, en la frontera turcoirakí, y en el campo de Al-Hol, en el noreste sirio.
Francia había repatriado anteriormente a otros pequeños grupos de hijos de yihadistas franceses, muertos o en paradero desconocido, la primavera pasada y a lo largo del 2019.
En el Gobierno francés se «disputan» dos tendencias. El Quai d’Orsay (Europa y Asuntos exteriores) es partidario del repatriamiento de hijos y «familiares» (viudas o esposas) de yihadistas y presuntos yihadistas franceses. Los servicios de seguridad de Estado temen un repatriamiento que pudieran plantear problemas de seguridad interior.
Durante la guerra civil siria y la segunda guerra de Irak, más 12.000 voluntarios de países musulmanes y varios millares de países occidentales decidieron enrolarse en el Estado Islámico o Daesh, un «ejército informal» de carácter terrorista, subversivo. Más de setecientos franceses, huyeron de los suburbios de París y otras grandes ciudades, para enrolarse en las milicias yihadistas.
«Derrotado» Daesh, los franceses yihadistas murieron o se «perdieron» en los diversos «frentes» de crisis medio orientales.
Entre 250 y 300 niños hijos de yihadistas franceses continúan «refugiados» por la fuerza en los «campos de tránsito» sirios e irakíes, próximos a la frontera turca, con un estatuto administrativo harto complejo y confuso.
Muchos de esos niños han vivido con sus madres, yihadistas ellas mismas, o esposas, voluntarias o forzosas, de yihadistas huidos. Las autoridades militares que controlan esos campos, mayoritariamente kurdas, reclaman desde hace años, una «solución internacional».
Solución «imposible», por ahora, consecuencia de los enfrentamientos entre Turquía, las «autoridades» kurdas, los distintos Estados occidentales y la UE.