Internacional
Publicado el Martes, 19 de Mayo del 2020

El Gobierno de unidad toma posesión en Israel

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en la Knesset.
Con el apoyo de 73 de 120 diputados de la Knésset, el largo tren del Gobierno ha iniciado su camino dejando atrás un estancamiento de más de 500 días. Una locomotora impulsada por la emergencia de la pandemia y conducida por el primer ministro en funciones, Benjamin Netanyahu, y el líder centrista Benny Gantz que será titular de Defensa hasta el 17 de noviembre del 2021 cuando tome el relevo de su gran rival en las tres elecciones en el último año.
Bajo el elevado aumento de desempleo debido al confinamiento en marzo y abril en Israel, el llamado "Gobierno de emergencia nacional" ha tomado posesión este domingo entre el alivio por evitar otros comicios y la crítica ante la coalición más amplia y despilfarradora de Israel con 35 ministros y 16 viceministros. Sobre todo por el invento de algunas carteras y la surrealista fragmentación en pedazos de otras ya existentes para saciar el apetito de los diputados de siete formaciones. "Aceptamos la crítica pero la alternativa era celebrar las cuartas elecciones en un año que sería mucho más caro", replica el nuevo ministro Mijael Biton (Azul y Blanco) en el Gobierno 35 en la historia de Israel y el primero en el que dos dirigentes juran el cargo de primer ministro al mismo tiempo.
Es el precio de la delicada estructura construida entre Netanyahu y Gantz para contrarrestar su profunda desconfianza y sostener un Ejecutivo donde ministros de la derecha, el centroizquierda (incluyendo dos de los tres diputados laboristas) y ultraortodoxos deberán convivir pese a las duras acusaciones mutuas hasta hace apenas dos meses y las diferencias ideológicas respecto al estamento judicial, la relación Estado-religión o el conflicto con los palestinos.
En este sentido, la primera gran prueba de fuego está a la vuelta de la esquina. A partir de julio, Netanyahu puede promover la ley de soberanía sobre los asentamientos judíos en Cisjordania aprovechando la luz verde del plan del presidente estadounidense, Donald Trump. Aunque el partido de Gantz se opone a una anexión unilateral, a Netanyahu le costará no cumplir su promesa ya que ha sido su principal argumento para convencer a sus bases a pactar con el rival, renunciar a carteras importantes (Exteriores, Defensa, Justicia, Cultura), aparcar iniciativas de leyes que recortan el poder del Supremo e incluso en el último tramo enviar al partido ultranacionalista Yamina a la oposición.
En su discurso de investidura y tras quitarse la mascarilla, Netanyahu respondió a la crítica generalizada por el gasto de la coalición: "En un año, Israel ha tenido tres elecciones que profundizaron la fractura interna y supusieron un grave daño a las arcas. Otras elecciones tendrían un coste de 2.000 millones de shekels".
En el quinto gobierno que forma desde 1996 -cuarto consecutivo desde 2009-, el líder del Likud reiteró su promesa electoral al señalar que "ha llegado el momento de aplicar la ley israelí" sobre las comunidades judías en la Ribera Occidental. "Este paso no alejará la paz sino la acercará porque la paz solo puede ser desde la verdad. Todos saben que los habitantes en Judea y Samaria seguirán en sus casas en cualquier acuerdo", declaró sobre la posible anexión de los asentamientos en el 30% del territorio ocupado en la guerra del 67 sin citar que el plan de Trump incluye su aceptación de un Estado palestino aunque lejos de los términos del presidente palestino Abu Mazen y la ONU.
Gantz se subió al atril de la Knésset para justificar su polémico pacto con Netanyahu bajo imputación admitiendo que deseaba otro Gobierno: "Ha acabado la mayor crisis política en la historia de Israel y ha llegado el momento de acabar la era de fractura y empezar por una de reconciliación. Era unidad o algo parecido a una guerra civil. El pueblo nos ha dicho que dejemos de pelearnos y empecemos a trabajar. Tras más de una década ha finalizado la época del Gobierno de solo medio pueblo de Israel".
Gantz agradeció el paso dado por su nuevo aliado del Likud de fijar la fecha de su relevo -sin precedentes en los últimos 11 años- mientras sus socios en las últimas tres elecciones le interrumpían acusándole de "engaño" y "apoyar a un imputado a formar Gobierno".
"¿Llamáis Gobierno de emergencia a 52 oficinas de ministros y viceministros? Son más que los enfermos de corona bajo respiración artificial. En la vida verdadera, si tu tienda tienes problemas, ahorras. En esta casa, el coronavirus es el pretexto para una fiesta corrupta a cuenta del contribuyente", denunció el líder de la oposición, Yair Lapid.
"Dos ex jefes del Ejército (Gantz y el nuevo ministro de Exteriores, Gabi Ashkenazi) se han rendido ante un imputado con graves delitos", añadió Lapid que lanzó todos sus dardos políticos y personales contra el hombre con el que luchó codo con codo contra Netanyahu: "Si te han comprado al menos no digas que no había alternativa". Por último, dio su pronóstico: "Preguntad en Ikea, ahora que vuelve a estar abierto, qué le pasa a una mesa que se monta de forma torcida. Lo que sucede es que se rompe rápido".
 
 

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