Internacional
Publicado el Lunes, 20 de Abril del 2020

Francia teme «explosión» de los suburbios de París

La noche del sábado al domingo tuvo lugar un rosario de enfrentamientos violentos entre bandas multiculturales y fuerzas del orden.

Francia teme una nueva «explosión» de la «banlieue», los suburbios de París y otras grandes ciudades, donde el coronavirus agrava tensiones culturales, sociales, económicas, políticas que la noche del sábado al domingo provocaron un rosario de enfrentamientos violentos entre bandas multiculturales y fuerzas del orden.

Poco después de la media noche del sábado, en Villeneuve-la-Garenne (24.000 habitantes, al noroeste de París, en un suburbio problemático) uno o varios motoristas, según las fuentes, comenzaron a increpar a una patrulla de policía, que se lanzó a la caza y captura de un joven, encapuchado, que se resistió con cierta violencia, hasta que la policía usó la fuerza, mientras el detenido gritaba: «¡Lo vais a pagar muy caro..!».

Se trata de un penúltimo incidente entre otros muchos, desde que comenzó el confinamiento, el 17 de marzo pasado.

«Crece el miedo a un nuevo frente de crisis, en los suburbios», afirma Le Figaro. «Durante el confinamiento, crece el miedo a la guerrilla urbana», titula Le Point. «El confinamiento no molesta a criminales y atracadores», comenta Le Parisien. «¿Hacia una insurrección de los suburbios?», se pregunta «Valeurs actuels». «En los barrios populares, si se llena la nevera se corre el riesgo de atrapar el corona», comenta Le Monde.

Desde 2005, cuando menos, la «banlieue», los suburbios de París y las grandes ciudades francesas, son víctimas de estallidos recurrentes de violencia nihilista.

El 2005, Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy recurrieron al toque de queda y el ejército, por vez primera, desde la Guerra de liberación de Argelia (1954 - 1961), para restaurar el orden nacional, tras varias semanas de disturbios incendiarios.

Entre 2012 y 2017, François Hollande y Manuel Valls hicieron frente a sucesivos estallidos de violencia suburbana en la «banlieue» parisina, en ciudades emblemáticas, como Aulnay, Bobigny, Argenteuil.

La pandemia y el confinamiento están provocando estallidos de violencia parcial, pronto sofocados con intervenciones policiales de «extrema urgencia», que comienza a afectar a todo el norte de París.

La Prefectura de París analiza el problema urbano de este modo: «Con el confinamiento, las calles se han vaciado de transeúntes. Apenas hay comerciantes. Por el contrario, en muchas calles del norte de París, hacia la Porte de la Chapelle, hombres y mujeres sin domicilio fijo (SDF) se han vuelto agresivos. Los delincuentes y traficantes merodean. Es cierto que en el norte de París está creciendo el clima de inseguridad».

La precariedad urbana y social agravan todos los frentes de crisis.

Mortalidad superior

Todas las estadísticas sugieren que la «banlieue» tiene una mortalidad superior a la media nacional, en los departamentos suburbanos, que «rodean» la capital, Seine-Saint-Denis (norte), Val de Marte (sur este) y Hauts-de-Seine (oeste).

Algunas organizaciones humanitarias intentan ofrecer socorro de urgencia en varios pueblos suburbiales. A la puerta de cobijos de urgencia, se suceden colas de centenas de mujeres, hombres, jóvenes, de muy diverso origen étnico, cultural y religioso, esperando recibir un plato de sopa, un bocadillo, un botellín de agua.

«En mi casa, cuatro niños pasan hambre cinco días a la semana», declara una madre de origen senegalesa. «Uno de mis hermanos se gana unos euros repartiendo comida por todos París», afirma una chica franco marroquí, agregando: «El otro no tiene bicicleta para currar como repartidor y no vuelve a casa hasta bien entrada la madrugada».

En ciudades de la periferia, como Pantin, Clichy-sous-Bois, La Courneuve, los servicios sociales están desbordados, las asociaciones humanitarias hacen lo que pueden, los párrocos de numerosas iglesias intentan colaborar con Socorro Católico.

Unos y otros lo repiten, al unísono: «Es muy difícil vivir el confinamiento en minúsculos apartamentos de 50 a 80 metros cuadrados donde deben cohabitar abuelos, padres y niños». Los padres intentar controlar las tensiones, cuando pueden. Entre los adolescentes prolifera una angustia nihilista temible a inflamable.

 
 

Suscríbete a La Industria

Disfruta de nuestro contenido a diario