El gobierno de Francia anunció este miércoles que mantendrá su controvertida reforma de las pensiones, pese a siete días de huelga en los transportes públicos y dos jornadas de protestas nacionales, pero ofreció algunas concesiones a los manifestantes, a los que pidió terminar las movilizaciones.
La reforma no se aplicará a “los nacidos antes de 1975”, dijo el primer ministro francés, Edouard Philippe, en un discurso muy esperado en el que reveló el contenido integral de la reforma, prometida por el presidente Emmanuel Macron durante su campaña presidencial.
Para calmar la furia en las calles, Philippe se comprometió también a realizar una “transición progresiva” y “sin brutalidad” hacia la creación de un “sistema universal” de pensiones, que enterrará al actual, compuesto por 42 regímenes diferentes dependiendo de la profesión.
“El sistema será el mismo para todos, sin excepciones”, dijo el primer ministro en tono firme, negándose a retirar el texto, como lo exigen desde hace una semana los sindicatos de los trabajadores, que temen una precarización de las jubilaciones.
El gobierno prometió asimismo que con el nuevo sistema todos los jubilados recibirán una pensión mínima de 1.000 euros (1.107 dólares), siempre y cuando se cumplan los años de trabajo y cotización necesarios.
Y aunque se comprometió a mantener la edad legal mínima de jubilación en 62 años, añadió, que la reforma “incitará a trabajar más tiempo” como “ya es el caso en otros países”.
Así, se fijará una “edad de equilibrio” (64 años en 2027). Tras anunciar estas medidas Edouard Philippe lanzó un llamado solemne a poner fin a las huelgas y manifestaciones que sacuden al país.