El jefe de la diplomacia de Estados Unidos ha renunciado formalmente al uso de la fuerza para deponer al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, menos de un año después de que la propia Casa Blanca amenazara en repetidas ocasiones con una intervención armada para afianzar al presidente interino Juan Guaidó en el poder.
Según ha dicho este lunes Mike Pompeo en un importante discurso sobre América Latina, cualquier política estadounidense con respecto al resto del continente requiere de “contención”.
“Hemos visto a quienes han propuesto destituir al régimen por medios violentos, y nosotros hemos mantenido que todas las opciones están sobre la mesa para ayudar al pueblo de Venezuela a recuperar su democracia y prosperidad”, dijo Pompeo en un discurso televisado desde la universidad de Louisville en Kentucky.
“Hemos aprendido en nuestra historia que el uso de la fuerza militar implica riesgos importantes”, añadió el secretario de Estado.
En el mismo discurso, Pompeo ha acusado a Cuba y Venezuela de injerencias en los sistemas políticos del resto del continente, levantando sospechas sobre la motivación extranjera de las recientes protestas en Ecuador, Chile y Colombia.
“En la Administración Trump continuaremos apoyando a los países que intentan evitar que Cuba y Venezuela secuestran esas protestas y trabajaremos con los (gobiernos) legítimos para evitar que esas protestas se conviertan en disturbios y violencia que no reflejan la voluntad democrática del pueblo”, dijo Pompeo.
Este es el primer discurso de Pompeo sobre política estadounidense de cara a Venezuela desde la salida del consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, en septiembre. Bolton fue el principal proponente de la fuerza armada, y en mayo llegó a reunirse en el Pentágono con el propio Pompeo y el entonces secretario de Defensa, Patrick Shanahan, para, según dijo su equipo “considerar opciones de intervención armada en Venezuela”.