Tras la feroz batalla campal del domingo, que duró más de 17 horas, unos 500 manifestantes están sitiados por la Policía en la Universidad Politécnica de Hong Kong, donde llevan atrincherados desde la semana pasada.
Armados con arcos, catapultas caseras y cócteles molotov, los radicales se enfrentaron durante todo el día a la Policía, que los bombardeó con gases lacrimógenos y hasta granadas aturdidoras de sonido.
Los choques fueron tan violentos que un policía resultó herido con una flecha en la pierna y una tanqueta blindada quemada cuando intentaba penetrar en una barricada.