Lo que el domingo por la noche parecía diáfano, este lunes se volvió borrascoso. Cuando se llevaba más del 83% del escrutinio provisional, con un 45,26% de los votos para el presidente Evo Morales y un 38,16% para su principal oponente, Carlos Mesa, y todo apuntaba a una segunda vuelta, el Tribunal Supremo Electoral paró el escrutinio. Tras esta decisión las sospechas de fraude sobrevolaron todavía con más fuerza desde la oposición, que ya lo venía anunciando días antes de los comicios.
“El Gobierno está intentando a través del tribunal electoral eliminar el camino a la segunda vuelta”, reclamó Mesa, que calificó de “ridículo” que el conteo oficial estuviera al 27,14% casi 20 horas después de cerrar las urnas (se habría detenido el escrutinio a las 19,40 de la tarde del domingo, hora local). A las 11 de la mañana de ayer lunes, el recuento daba a Mesa el 45,74% de votos y a Morales el 39,13%. Para evitar una segunda vuelta en Bolivia el ganador debe lograr el 50 por ciento de los sufragios o el 40 con una diferencia de diez puntos.