La presión contra el Gobierno no ha terminado, pese a la desconvocatoria del paro de los transportes tras las dos jornadas de caos nacional durante la semana pasada.
“El gran levantamiento”, como anuncian desde las comunidades indígenas, que cuando se rebelan y se lanzan a las carreteras hacen temblar gobiernos: hasta ocho presidentes cayeron en una década, incluidos varios golpes de Estado.
La dirigencia indígena acusa a la fuerza pública de “brutalidad y falta de conciencia”, además de insistir en su “derecho a la autodeterminación”. La Conaie también ha hecho suyo el argumento de los transportistas en contra de la eliminación del subsidio a la gasolina. Comunidades indígenas de Tungurahua, Pichincha, Cotopaxi, Imbabura, Azuay, Santa Elena y Chimborazo mantienen bloqueos en las carreteras y prepararan la movilización a la capital en contra del decreto 883. Sus líderes anuncian que se quedarán en Quito hasta forzar la derogación de las medidas económicas gubernamentales.
“Estoy decidido a dialogar con ustedes, hermanos indígenas. Dialoguemos sobre cómo usar los recursos del país en favor de los más necesitados”, propuso Moreno en su mensaje a la nación el domingo. Mano dura del presidente contra los dirigentes del transporte, que incluyó varias detenciones, y “mano tendida a gente decente” para los indígenas. De momento. La postura firme del sucesor de Correa contra unos líderes transportistas manchados por sus malos usos, provocó que el Gobierno retomara buena parte del control del país tras dos jornadas marcadas por protestas, violencia, vandalismo, paralización y excesos policiales.