El Gobierno de Estados Unidos prepara una nueva normativa penal que acelerará la ejecución de los condenados a pena de muerte cuando se les declare culpables de una masacre indiscriminada como las que han provocado 89 muertos y 240 heridos sólo este año.
Fue Marc Short, jefe de gabinete del vicepresidente Mike Pence, quien reveló el lunes durante una visita oficial a Polonia que ya existe un borrador para agilizar la pena de muerte elaborado por el fiscal general [ministro de Justicia] William Barr. Será parte de un ambicioso paquete de reformas legislativas sobre armamento que después deberán aprobar las dos cámaras del Capitolio, cada una de ellas controlada por un partido político. Los demócratas exigen más tests psicológicos para poder adquirir armas de asalto, cuya compra es legal en EE.UU.
El anuncio de la Casa Blanca llega apenas dos días después de que un hombre de 36 años matara a siete personas en Texas antes de ser abatido por la policía. Fue esta la cuarta masacre del verano, tras otras en California, Texas y Ohio que dejaron 36 fallecidos.
En una conferencia después de esas matanzas, pronunciada el 8 de agosto, el presidente Donald Trump ya avanzó que su prioridad sería endurecer los castigos y pidió al departamento de justicia que “proponga legislación que nos garantice que quienes cometen esos delitos y esas masacres se enfrenten a la pena de muerte y que esta se aplique con rapidez, determinación y sin demoras de años”.