El Mundo (España).– El papa Francisco confesó haber llorado después de ver las concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla. “Lloré porque no entra en mi cabeza, en mi corazón, tanta crueldad”, aseguró el pontífice durante el vuelo de regreso a Roma de su viaje a Marruecos, este domingo.
El pontífice aseguró a los periodistas que le acompañaban a bordo del aéreo papal, que se emocionó después de ver, durante una entrevista, las imágenes de las concertinas que dividen Marruecos de las ciudades españolas. “Los constructores de muros, ya sean de hojas cortadas con cuchillos o de ladrillos, se convertirán en prisioneros de los muros que construyen”, lanzó.
Francisco defendió, como ha hecho otras veces, que levantar muros no soluciona el problema de la inmigración. “Yo entiendo que un gobierno con ese problema tiene una patata caliente en las manos, pero lo tiene que resolver de otra manera. Ese hilo de cuchillas... ¡No podía creerlo!”, lamentó el pontífice, según informa Vatican News. “El problema de los migrantes y refugiados no solo es un problema de números” sino que se trata de personas que “huyen” para encontrar mejores condiciones de vida. En este sentido, Francisco recordó una frase que le dijo en una ocasión el primer ministro griego, Alexis Tsipras, y que él compartía: “La persona humana está por encima de todos los acuerdos y leyes que firman los países”.
El papa Francisco defendió que “hay que ayudar a las personas a que no huyan de sus países” y sostuvo que Europa puede intentar resolver el “gran problema de la inmigración” no cerrando puertas o construyendo muros sino a través de la “generosidad”. “Es cierto que un país no puede recibir a todo el mundo, pero está toda Europa para distribuir a los inmigrantes porque la recepción debe ser de corazón abierto, para luego acompañar, promover e integrar”. Y recordó ejemplos de países como Suecia que en el pasado acogió a inmigrantes de Latinoamérica que hoy están integrados.